domingo, 4 de marzo de 2012

ONE SHOT. HARRY STYLES Y TU.

-Joder mama, dile a mi hermano que baje un momento.- dices cabreada.
-Tu hermano se está cambiando que se va con sus amigos.- dice desde la sala de estar.
-Pero no me apetece, voy en pijama.
-Venga, antes de que cierren, ponte un chaqueta. Por dios hija mía, que esta aquí al lado.

Uf, que asco. No puedes estar tranquila ni los domingos por la mañana, en los que lo único que te apetece es estar en pijama, gandulear y chatear con tus amigos. Llevas unos pelos de loca y no tienes las más mínimas ganas de vestirte para ir a por el pan. Por ti como si no comíais, ¿qué más daba?

A regañadientes por supuesto, arrastras tus pies hasta tu cuarto y te quitas el pijama, te colocas unos pantalones de chándal que te quedan bastante anchos a la altura de las rodillas y una sudadera 2 tallas más grande que tu, pues aunque hace sol se nota el frio de marzo.

Pasas a la cocina y tu madre ya te ha dejado el dinero en la mesa, te lo metes en el bolsillo de la sudadera y le metes un par de gritos a tus padres.

-¿Cuántas compro?
-Dos barras que no estén muy cocidas.
-Vale, ahora vengo.- vuelves a suspirar y cierras casi de un portazo dando entender un, “me habéis molestado mi fin de semana”

Llegas a la panadería y hay una cola tremenda, te das cuenta de porque odias ir a comprar el pan los domingos, todo el mundo se pone de acuerdo a la misma hora para ir.

Por fin parece que se vacía la panadería y avanzas hasta el mostrador, antes de que el dependiente se gire, pues esta programando el horno, te pones a mirar todas las cosas ricas que hay en el escaparate de abajo, si todas esas que gracias a tu alergia a la lactosa no e puedes comer, sí, vaya una mierda.

-¿Te pongo algo?.- dice una voz.

Alzas la cara para encontrarte con unos ojos verdes y unos hoyuelos en las mejillas. Lleva un gorrito blanco, bastante ridículo a decir verdad y unos guantes azul claro para no quemarse cogiendo las cosas. Le repasas por unas milésimas de segundo. El polo negro del uniforme le marca a la altura de los brazos, no, no esta nada mal. ¿Qué si me pones algo?, hombre pues sí, bastante.

-Esto sí, dos de esas.- señalas al sitio donde están detrás de él.- pero que no estén muy cocidas.
-Un momento.- dice y se gira a por lo que has pedido. Le repasas esta vez por detrás y marcas una sonrisa al llegar al culo. El chaval esta, ¿cómo sería la palabra?, ¿comestible?, hmmm, podría ser.
-Gracias.- coges la bolsa y le tiendes el dinero. 
-A ti.- contesta, pero lo hace cuando ya estás saliendo de la tienda. Notas que te ha mirado, más bien que he repasado.


Al domingo siguiente ni siquiera te piensas lo de quedarte o no en pijama, sabes que te van a mandar igual, así que te vistes justo después de levantarte y te acercas a la cocina.

-¿Dónde vas?.- pregunta tu padre.
-Pues como sé que me vais a mandar a por el pan, me he vestido ya.
-¿Pan?, pero si lo he comprado yo esta mañana.
-Ah, pues nada, me voy a cambiarme.

Joder, para un día que te ofreces tu a ir y resulta que ya lo han comprado ellos. Hmm. Te da igual, no te cambias, te quedas vestida y rebuscas dinero por tu bolso, encuentras lo suficiente para ir a comprar una barra de pan, que no sabes lo que harás con ella, pero tus únicas ganas son volver a ver a ver al dependiente.

Sales de casa diciendo que vas a casa de una amiga antes de comer y que pronto estarás de vuelta. Llegas hasta la panadería y te sorprende el hecho de que esta vez no hay nadie. Y él, ¿estará?. Despejas dudas y entras, no hay nadie. Miras por todos lados, o preguntas o nadie saldrá a atenderte.

-Hola, ¿hay… alguien?.- preguntas mirando al mostrador de las tartas, son bonitas y están muy bien decoradas.
-Ay perdona cariño.- dice una mujer saliendo de la trastienda preocupada.- estábamos preparando un pedido y no nos hemos enterado.
-No se preocupe, tengo tiempo.- dices y te sonríe.
-¿Qué necesitas?.
-Una barra.
-Aún no han terminado de hacerse, le quedan cómo.-mira su reloj.- 10 minutos. Puedes esperar aquí o volver en un ratito, te la guardo.
-No, tranquila, esperaré.

Hoy el día te salía mal, sin duda. Habías ido para absolutamente nada, pues él no estaba. Esperar el tiempo que te ha dicho, no te vas a ir ya que has pedido.

-¿Esto es para ti?.- reconoces la voz y levantas la cara sonriente.
-Sí, creo que sí.- dices y él te tiende la bolsa.
-Ten cuidado, no te vayas a quemar.- dice con una sonrisa tremendamente provocativa.- Esta, muy, caliente.- notas como separa esas estúpidas sílabas.

Tu, yo, decidido habría respondido que, “sí, caliente, como tu”, y tu, yo, normalito habría respondido un, “ay, pues muchas gracias”. Pero tu boca suelta lo primero que se te ocurre.

-Me gustan calientes.- dices y te muerdes el labio al sonreír.

Él no responde, y eso te lleva a pensar que lo que has dicho le ha sacado un poco de sus casillas. Antes de salir escuchas la voz de la mujer.

-Harry, cariño, ya sabes el tiempo que le queda a esto. Me voy a casa, te dejo las llaves en tu bolsa.
-Vale mamá, adiós.- contesta él mirándote con los ojos entrecerrados.- eh.- dice refiriéndose a ti.
-¿Sí?.- dices inocente acercándote a él.
-Que se te ha olvidado pagar encanto.- responde apoyándose en el mostrador y acercándose a ti.
-Se me ha olvidado el dinero en casa, perdón por mi despiste.- te encoges de hombros y te pasas el pelo tras la oreja.
-Y entonces, ¿cómo piensas pagar?.- se acerca más aun tras el mostrador, alternando su mirada de tus ojos a tu escote.
-Ah, pues no lo sé.- miras hacia la puerta dándole a entender que está abierta y que todo el mundo que pasa os está observando.
-Pues entonces me parece que no saldrás de aquí hasta que pagues las deudas.- baja la persiana de la tienda al salir del mostrador y se gira a ti aún en el suelo con una rodilla apoyada.- no está bien ser una morosa.- se levanta.
-¿El legal dejar encerrada a una persona por una miserable barra de pan?.- dicen cuando se acerca tu altura.
-Legal no lo sé.- te agarra del trasero.- pero sí apetecible.
-Creo que ahora más bien puede considerarse secuestro.- pasas las manos por su vientre, a tu pesar, por fuera de la camiseta.
-Entonces ya puedes considerar lo siguiente como una violación.- te mira los labios.

Y de un movimiento rápido te encuentras sobre el mostrador, con ese tal Harry, recorriendo a besos y mordiscos tu cuello. Lo ha hecho sin besarte en los labios en ningún momento y eso te ha dado bastante rabia. Coges su cara dándole a entender que tiene que parar y se le pone una cara de enfurruñado que te hace enloquecer más todavía.

-¿Acaso quieres un beso?.- te aprieta contra él y tu coges aire.
-¿Así tratas a tus rehenes?.- le tiras del pelo hacia atrás.

No esperas. Te lanzas a por su boca en el momento en el que él ha bajado la guardia. Se separa de ti y cada vez que intentas volver a encontrar su boca él no te lo permite.

-Me gusta más cuando lo piden.- dice torciendo la sonrisa.
-Nunca cumplo con las expectativas.- bajas la mano por su torso y llegas hasta su entrepierna. Tu mano se mueve de arriba abajo hasta que gracias a un mordisco que le propinas en el cuello notas el cambio de tamaño entre tus dedos por fuera de su pantalón.
-Eres la mejor prisionera que he tenido en mi vida.- dice pasándote el pelo tras los oídos y atrayendo tu cara para besarte con fuerza en los labios. Apenas te deja coger aire y le tienes que volver a tirar el pelo esta vez para poder respirar.

Te baja y te guía hasta dentro, dónde no tendréis más espacio que el suelo o una encimera en la que sólo hay moldes para magdalenas. Decides la encimera pero él ya ha escogido, adivinando tu pensamiento y te empuja contra la encimera. Te ves obligada a poner las manos en el mármol e inclinas un poco la espalda. Sus cálidas manos pasan bajo tu camiseta recorriendo tu tripa y baja tu sujetador. Al mismo tiempo que notas como te agarra con fuerza de los pechos sus labios marcan un chupetón en tu cuello.


___narrador externo____

Ella se estremece bajo sus brazos, ¿qué se puede esperar de un chico con tanta práctica?. Consigue hacerla gritar con solo acariciar por fuera la parte más intima de su cuerpo. Le gira, le hace que mire sus ojos, pues le provoca más excitación que el hecho de que ella esté de espaldas. Harry le quita con ganas la ropa, pone sus manos en las caderas de (_____) y ella ríe divertida. Cambian los turnos. La mano de (_____) tira con fuerza del polo negro de Harry y se lo arrebata. La poca barrera que los separa son los vaqueros del chico y las braguitas de (_______). Ella los desabrocha y los pantalones caen al suelo. Esta vez sólo quedan los boxers. Antes de que (_____) tenga tiempo a llegar a rozarlos Harry la empuja hacia atrás hasta pegar su espalda contra la pared, agarra sus muslos y le hace quedar medio tumbada. Baja las braguitas de (_____) sin dejar de mirarla a los ojos, y eso hace que ella se excite más todavía.

La chica agarra con fuerza el borde del mármol helado, la lengua de Harry está recorriéndole con práctica entre las piernas y no puede, ni quiere, dejar de dar esos gritos ahogados. Sube besando su estómago y esta vez lo que se encuentra recorriendo sus pechos no son las manos del chico si no sus besos.

Se da cuenta de que no tiene ni un puñetero condón en la cartera, claro, ¿quién va a una panadería con condones en la cartera?.

-Para.- dice ella bastante jodida.- Para.- esta vez lo dice gimiendo.- … para.- vuelve a pedir.

Pero el chico no le hace caso, sabe que él si que lleva protección pero es mayor la excitación que le provoca el que ella este preocupada.

Es la cuarta vez que ella le pide que pare y él la hace callarse, primero le muerde en el labio inferior y después empieza otro de sus besos que comienzan a dejarla sin aliento. Baja los dedos por la tripa de (_______) y antes de que sus dedos se encuentren en el interior de ella le vuelve a sonreír. A ella se le corta la respiración, el ritmo de la mano de Harry se puede calificar con la palabra, maestría. Aunque intente volver a pedir que pare no va a ser posible, ni él parará ni ella podrá evitar lo que va a pasar el escasos segundos.

La rapidez y pasión de los dedos del chico provocan que (_____) se corra por primera vez. Ella respira con fuera y una vez más le tira de el pelo, se le encarama y casi temblando intenta abrir la boca. Él le tapa los labios con una mano y con la otra muestra el preservativo que acaba de sacar de uno de los bolsillos del pantalón.

Ella sonríe aliviada y dispuesta a atravesar la única barrera que queda entre sus dos cuerpos. Se baja de la encimera y desliza con tranquilidad el condón. Se escucha un fuerte gemido del chico, eso le provoca más ganas a (_______) de seguir haciéndole gritar. Antes de que él la vuelva a levantar para conseguir entrar en su mundo, (______) coge el gran abultamiento de Harry entre sus manos y juguetea haciendo que la respiración del muchacho no cese. Decide ser justa, y también utiliza su boca esta vez provocando que él mueva la cabeza de (______) de adelante atrás. 

Se levanta, todavía juguetona y enreda sus manos por los rizos de Harry dándole a entender que podrá llegar hasta donde él quiera con ella. Le besa con toda la pasión que ella está acumulando en su cuerpo y mueve la cabeza con soltura hacia atrás. Él ya juega en otro territorio, ya sólo les separan unos milímetros de latex. Clava los dedos en el pecho del chico y se deja estremecer por los vaivenes que le produce ese miembro entre sus piernas. 

La está agotando y el vaho que ambos desprenden en aquella pequeña sala está dejando empañado uno de los cristales. Levanta a (_____) con ganas y la pega justo a ese cristal, su cuerpo desciende de nuevo de arriba abajo dejando la marca en espejo. Ambos saben que no queda mucho para llegar al final, y el que Harry haya aguantado casi 10 minutos la ha dejado bastante impresionada. Antes de que ella vuelva a gritar, a temblar, a estremecerse entre los brazos del chico, este la gira haciendo que toda su delantera roce contra el frio del cristal. Se ven reflejados, y aunque esta vez ella esté de espaldas no hay cosa que más le vuelva loco que el hecho de ver como ella está gimiendo y gozando gracias a él. 

(…)

Han pasado más de 45 minutos, y han repetido varias veces. ¿Cómo te puedes resistir a un tío que está tan bueno y encima lo sabe y te provoca?, es algo muy difícil.

Ella se está vistiendo con tranquilidad, cree haber sido expulsada del mundo real y que ahora, lo que acaba de pasar y lo que esta sintiendo, lo está viviendo en el paraíso. Termina de vestirse y le mira a él, el último había sido en el suelo, asique está completamente desnudo mirándole con una sonrisa que vuelve a dejar ver esos hoyuelos en las mejillas. (_____) se recuesta a su lado y él gira la cabeza sonriente. No, no se ha podido enamorar de ella, no te puedes enamorar del clásico polvo rápido. Pero ella ha sido revoltosa, provocativa, juguetona y dulce, muy dulce también. 

-¿Podrías liberarme?.- pregunta con carita de pena (_____).
-No, te voy a raptar de por vida.- le vuelve a besar.

____narra Harry___

¿Qué coño estás haciendo Harry?, ¿ahora le vuelves a besar?. Anda, vístete y que se marche. Sí, que se marche, porque como vuelva a oler su aroma a canela le voy a tener que raptar de verdad para siempre.

-¿De por vida?, ¿crees que no vendrán a reclamarme?.- dice y aunque no lo parezca sabe hacerlo con picardía. 
-Eso me da igual.- mi cuerpo actúa sólo esta vez y le estrecho entre mis brazos.
-Puedo venir a comprar cada fin de semana.
-Sí, estaría bien.- y tanto que bien.

Se levanta de mi lado y procuro vestirme con rapidez, me va a tocar quedarme más tiempo, limpiar el desorden y hacer que parezca no ha pasado nada. Le indico la puerta de atrás, para así no tener que abrir la persiana. Se me queda mirando por un rato y antes de que se marche tiro de su mano hasta hacer que se pegue a mí. Ni sé que cojones me pasa ni sé que tiene que me atraiga tanto. 

Y de un ligero movimiento nuestros labios se encuentran por última vez ese día.





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