viernes, 19 de octubre de 2012

One shoot. Niall Horan y tu.



ONE SHOT NIALL Y TU


-¿De verdad crees que son buenos?- le preguntas a tu compañera de habitación.
-En serio tia, pienso que eres la mejor de clase para esto, cualquier escuela de ingeniería estará dispuesta a aceptarte.
-Eso espero, aunque aún tengo que terminar el diseño de éste Mercedes.
-¿Es el proyecto que vas a presentar?
-Aha.- asientes.

- - -
No puedes ser más feliz, pudiste presentar tu proyecto y ahora estás allí, frente a la puerta del mejor despacho de ingenieros de todo Irlanda. Ahora ya todo será serio, pero tu trabajo te había abierto las puertas a esa oportunidad y no la puedes desaprovechar.

Todos los grandes empezaron con cosas cutres y el que te hayan encargado chica de los recados en prácticas no va a hacer decaer tu sueño.

-Hola.- te saluda un chico pelirrojo no mucho más alto que tu.- tu debes ser (____), la..
-Sí.- sonríes.- la chica en prácticas.
-Encantado (_____), soy Dustin. Verás, el puesto es simple, sin presiones, no te agobies. Sé que no te echarán, he podido ver tu historial académico de la universidad y tu proyecto fue fantástico.
-¿Qué deberé hacer?.- dices repasando las mesas de oficina.
-En este área solo trabajamos 6 personas y el jefe. Los recados serán los básicos, fotocopias, cafés… aunque estoy seguro de que más de una vez querrán contar con tu presencia para alguna reunión. Creemos que vales para esto.
-Gracias.- das una carcajada, ahí se le nota una gran faceta gay al chico, que mono.

Miras las puertas de los despachos de reuniones, hay 2 o 3 y al lado está la del jefe. Pasas cerca de la puerta para ver el letrero y tu cara se inunda de sorpresa al leer el nombre. Te acercas a Dustin que está en su mesa arreglando unos papeles y le preguntas.

-No me puedo creer que él sea nuestro jefe.- habías leído infinidad de veces sobre sus proyectos de ingeniería. No te podías creer que fuera a ser él, tu jefe.
-Oh, sí, es bastante conocido en este mundo, tiene unos cuantos proyectos notablemente buenos.
-¿Algunos?, ¿notablemente?, es el mejor en este campo.
-Es bueno sí.- rie él y tu te relajas un poco riendo con él.- y gracias por recordármelo. Debes ir a presentarte, supongo que te pedirá algún recado ya.

Te recompones y asientes. Te acercas hasta la puerta del despacho. Respiras hondo, tienes que procurar no tirarte como una loca a hablarle de sus proyectos ni cosas así. Recuerda que estás allí por el puesto de trabajo.

Tocas a la puerta y se escucha un, adelante, desde dentro. Una chica está sentada tras un mostrador.

-Hola.- te presentas.- soy (______), la nueva chica de los recados.
-Oh, claro que sí, el jefe le estaba esperando.- sonríe y le devuelves la sonrisa.

Abres la puerta y le encuentras sentado en la mesa del despacho. Es totalmente contrario a como sale en las fotos, a como te lo habías imaginado. Está hablando por teléfono, con alguna empresa española por lo que entiendes y se pasa de vez en cuando la mano por el pelo ondeando ese remolino rubio.

Cierras la puerta y se gira desde el lateral de la mesa en el que está sentado. Te hace un gesto con la mano para que esperes un momento y tu asientes avanzando hasta la mesa para sentarte en uno de los sillones de alrededor.

Se tira como 10 minutos más hablando en español y cuando cuelga marca una sonrisa de victoria al parecer antes de dejar el móvil sobre la mesa.

-Hola.- dices como puedes.

¿Dónde están sus gafas, o sus corbatas o su peinado? Lleva el pelo revuelto, el polo desabrochado y las gafas han desaparecido. Nunca le habías visto así en ninguna revista en la que se publican sus proyectos.

Nota como no dejas de mirarlo y muestra una perfecta sonrisa mientras comienza a hablar.

-Que mal hago siempre en dar ese tipo de fotos para las revistas, pero digamos que me gusta mofarme de ellos un poco, ¿no soy tan feo, no?.- pero si es jodidamente sexy.- encantado, soy tu jefe, Niall Horan y a ti por lo visto se te ha olvidado hablar.
-Lo siento, te imaginaba de otra manera. Ups, perdón. Le… le imaginaba…distinto.
-Suele pasar, pero tranquilízate, ya te digo que solo soy así para los artículos de la prensa. Con mis empleados me gusta ser enrollado.- te guiña el ojo.
-Estoy algo sorprendida, soy gran fan de sus trabajos.
-Gracias- dice sincero al parecer.- eres (____), ¿no?.- asientes.- hemos leído tu historial y sabemos los avances que has hecho en la universidad.
-Nunca imaginé llegar a trabajar en este despacho.
-De momento céntrate en tu puesto, la gente aquí es simpática. No te explotarán.- reís el comentario.

- - -

Grandísimo hijo de puta, Niall Horan.

Llevas allí una semana y mientras los demás te piden alguna cosa, minucias por así decirlo, él no para de encargarte tareas y tareas, incluso cosas que no deberían ser tu trabajo.

Son las 11 de la mañana y llevas dos horas en la oficina, le has llevado a todos el café y has hecho como 50 fotocopias. Aún tienes que pasar a ordenador unos 15 documentos que escribió tu “majísimo” jefe y para colmo hay cosas que debes traducir para esa estúpida empresa española.

Ese cabrón sale de su despacho con esa odiosa sonrisa en la cara y quita la vista de su móvil para localizarte.

-(____).- te llama y gruñes falsificando una sonrisa.
-¿Si?
-Toma.- saca un pen drive.- hay unos 150 diseños que necesito que revises, deben estar para mañana.

Dios, 150 diseños, tendrás que pasar la noche en vela, sin duda. Intentas poner una excusa, la que sea.

-Verá jefe, mi ordenador está estropeado, ¿podría darme de plazo hasta la semana que viene?
-Por supuesto que no señorita, los quiero revisados para mañana a primera hora.- cerdo, cerdo, cerdo.- puede quedarse más tarde y usar el ordenador de alguno de los empleados.
-Esta bien.- coges el pen drive a regañadientes, encima de todo deberás quedarte en el despacho.

Las 12 menos 20 de la noche, aún te quedan 69 diseños más revisar. Los ojos se te cierran de sueño y estás reventada. Todos hace horas que se fueron menos ese gilipollas que siempre se queda algo de rato más.

Sale de su despacho y se va hacia la maquina de café, al parecer le queda un rato para marcharse. Bah, que se joda, que tu tampoco te puedes ir a casa.

-¿Cómo lo llevas?.- pregunta a tu lado provocándote pegar un bote.
-Creí que me costaría más, pero ya tengo más de la mitad.
-¿Ah sí?.- parece asombrado.- la felicito. Espero que no le moleste también echar un vistazo a estos papeles, hay que cuadras unas cuentas.

¿Qué?, NO, NO Y NO. Ya es demasiado.

-Pero, señor Horan, confiaba en poder regresar a casa, es casi media noche.
-Lo siento, (____), es el trabajo.- dice quitándole importancia y yéndose al despacho a buscar los papeles de las cuentas.

No, no y no.

Te levantas y te metes a su despacho. Primero lo dudas, como le toques las narices te echará y puedes tener claro que ese capullo podrá hacer que no te admitan en ningún otro despacho.

Pero no aguantas más.

-Creo que no es justo que me quede está noche más tiempo.- dices alzando la cabeza.

Te mira desde su mesa entrecerrando los ojos, desafiante y rebuscando por el cajón, tragas saliva y suavizas lo que has dicho haciéndole notar su puesto.

-…jefe.- agachas la cabeza.
-Todos tenemos obligaciones, como podrá comprobar, yo tampoco me he ido aún a casa.
-Pero…- te quejas, vas a explotar.
-Nada de peros, aquí hay unas obligaciones que cumplir.
-No me parece justo.- le dices, más a la ventana que a él.
-¿Cómo dice?.- ves por el rabillo del ojo que se ha levantado.
-Esto… ¿qué porque yo?, joder. ¡Ha entrado más gente en prácticas por aquí y no hacen lo que yo hago!, mi trabajo ahora mismo no es ni mirar diseños, ni cuadrar cuentas, ni… ser tratada así. Llegue aquí creyendo que podría acceder al puesto de trabajo con el que siempre he soñado y en cambio lo que estoy haciendo es amargarme con todo completamente. Y déjeme decirle que me considero más que valida para cualquiera de los puestos, no para ocuparme de los recados.

Se acerca y se pone a tu altura. Vuelves a tragar saliva. “Despedida” saldrá de su boca dentro de escasos segundos, lo presientes. Te agarra la mandíbula con una mano, te topas con esa odiosa sonrisa por enésima vez.

-Tu misma de calificas de inteligente y cualificada y no has entendido nada en esta semana.
-¿Eh?- se te corta la voz.
-Las reuniones asolas cuando se marchaban los accionistas.- empieza a susurrar en tu oído.- los pedidos que has tenido que traerme personalmente al despacho… y los diseños que estás revisando que son de hace 2 años y ya no nos sirven de nada.
-Eres un capullo.- le apartas con brusquedad, él suelta una leve carcajada y la impotencia termina de recorrerte por dentro. Cierras la mano en puño y esperas darle tal golpe que haga que se acuerde el resto de su vida.
-Ah-ah.- coloca su mano a modo de escudo y te agarra con fuerza el puño.- no hagas nada de lo que te puedas arrepentir.
-¿Arrepentirme de darle una buena tunda a un capullo?, no creo.
-Un capullo.- agarra tu cintura y te pega a él.- eso significaría que ahora mismo no estarías dispuesta a esto- tus piernas flojean y te dejas llevar hacia atrás.- que no me dejarías agarrarte.- pronuncia con ganas la última palabra mientras coge tu trasero entre sus manos.- y sentarte sobre esta estúpida mesa de despacho.- tus pies dejan de tocar el suelo y te quedas sobre el frío mármol del despacho de tu jefe.- y significaría que no me dejarías ni rozar tus labios.- susurran sus labios a milímetros de los tuyos.

¿Qué coño estás haciendo?, tu ibas a quejarte, a mandarlo a la mierda, a cerrar de un portazo y a marcharte a casa a dormir. Cobarde. Cobarde por haber caído en el abismo de esos ojos color cielo.

¿Y si quiere que hagas lo que sea con él para que puedas acceder al puesto?, ¿vas a hacerlo?, no, márchate de allí antes de hacer cualquier tontería. Márchate antes de que consiga si quiera acariciarte los labios aunque te estés muriendo de ganas.

Ya. Lo imaginaba, ninguna se resistiría. Acabas de agarrar el cuello de su polo color rojo y lo has pegado a ti mostrándole esas terribles ganas que tienes de él. Sus labios recorren enteros los tuyos, ni un rastro se dejan a su paso.

-¿Es así como tratas a todas las que están en prácticas?, ¿a todas las chicas?.- muestras una sonrisa desafiantes y le impides que meta sus manos bajo tu blusa.
-No creo que seas, todas las chicas.- tus ojos se abren de par en par ante ese comentario y le dejas conseguir su objetivo. Las cálidas palmas de sus manos rozan tus caderas bajo tu ropa y vuelves a enfrentar tu boca con la suya.


(narrador externo)

Le queda cada vez menos para conseguir obtener lo que lleva deseando una larga semana, hacerla suya y solo suya. Cada vez le queda menos. Desabrocha un primer botón, un segundo, un tercero… ¡PAM!

-¿Qué ha sido eso?.- pregunta ella clavando sus dedos en los hombros de él.
-Han saltado los plomos, ¿miedo a la oscuridad?
-Sí.- él ríe creyendo que es una infantil broma sin saber que es un gran temor.- no te rías, no me gusta.- dice sin poder aflojar sus manos aún apretadas en los hombros del chico.
-Eh, eh.- contesta él a toda prisa, agarra ambas mejillas de la chica de los recados y pega su frente con la de ella.- no te ocurrirá nada malo.

Él la recoge entre sus brazos y ella se deja, en un par de pasos llegan hasta un gran ventanal por el que está entrando la luz de la luna. Y se vuelven a besar, los plomos siguen sin funcionar y la sala aún está muy oscura, pero ella vuelve a poder distinguir esos perfectos ojos azules gracias a esa luz de la luna.

La deja en el suelo y termina de quitar todos los botones de la blusa, consigue quitársela y empieza a recorrer todo su abdomen a base de besos cortos. Casi ha terminado con el fino cinturón de su falda, pero antes de desenrredarlo del todo ella tira de las solapas del polo y pone esos ojos azules de nuevo frente a los suyos.

Se las apaña y con mucha picardía hace que Niall se quite la parte de arriba. Se lanza como una fiera contra su cuello y escucha un sonoro gemido de él justo en su oído. De un empujón ella se apodera de la situación, se coloca sobre él y empieza a moverse con el apretado paquete de su jefe entre las piernas. Vuelven a chocar sus labios y la sonrisa de Niall se hace notar al mismo tiempo que se escucha el, clack, del sujetador.

-¿Lo haces todo igual de bien?, ¿tanto como los proyectos de la universidad?.- antes de que ella responda le da un rápido beso en los labios.
-Según cuanto me esfuerce.- contesta colocándole una mano en la rodilla.

La va subiendo con lentitud y cuando llega a su entrepierna da ligeros movimientos hacia arriba y hacia abajo sobre el pantalón y no necesita mucho tiempo para empezar a notar los cambios que provoca en él.

-¿Y tu?, ¿lo haces todo tan impresionante como tus trabajos?.- acto seguido se muerde el labio.

Él, totalmente encendido, empieza a recorrerle ambos pechos con la boca y cuanto más la oye disfrutar más empeño pone. Pone las manos en el trasero de la chica, sobre la falda, y le acerca a él lo más posible. No deja de besarla mientras introduce sus manos bajo la falda para deshacerse de la ropa interior.

Ella abre el primer botón del pantalón y le da un cálido beso en cuello mientras se las apaña para bajar la cremallera. Él no se reprime y vuelve a gemir al mismo tiempo en el que ella baja los pantalones y no deja de darle besos en el abdomen.

Y allí, en una ordinaria sala de oficina, se dejan llevar.


Al día siguiente.

(Narra _____)

Los accionistas van cogiendo sitio en la mesa de reuniones, hablan de las noticias del día y de dinero, nosotros nos evitamos la mirada. El único sitio que queda libre es el que está junto al suyo, acepto y tomo asiento.

Todos han expuesto sus ofertas y ahora se mi tarea, me toca trasmitir la propuesta para la nueva temporada de la empresa. Nuestras miradas se cruzan por primera vez en la mañana, cuando me cede los papeles. Algo se enciende en sus ojos, y yo aun no se que es.


-Estamos convencidos de que estas nuevas medidas serán del agrado de todos, pues creemos que...- no.- que... hemos proyectado todas y cada una de las... - no, joder.- ventajas que les ofreceremos a... a nuestros... - dios, no.- compradores en todo el...- capullo.- el pais.- trago saliva y procuro tranquilizarme.

Él decide dejar de torturarme, si esa es la mejor palabra para definir esto que acaba de ocurrir. Saca la mano de debajo de mi falda y al cruzar su mirada con la mía alza la ceja, sin duda, volviendo a retarme. 

Malditos ojos azules.